Mediante la técnica A o B buscamos ser capaces de tomar decisiones adaptativas en el momento en el que las necesitamos y guiarnos hacia ese rumbo de actuación, rompiendo el círculo vicioso de pensamientos repetitivos que se produce cuando no disponemos de un mapa a seguir.

La técnica aplica varias estrategias de afrontamiento. En primer lugar tenemos que observar el estímulo que ha provocado nuestros pensamientos. El primer paso es darse cuenta de ellos, es decir, observarlos para hacernos conscientes, y acto seguido imaginar lo que vamos a conseguir pensando y sintiendo de esa manera (escenario A). 

Acto seguido, lo que haremos será imaginar un escenario B al que nosotros mismos nos dirigiremos mediante pensamientos más positivos pero a su vez conscientes y realistas. 

En este escenario B podamos recurrir a recordar experiencias pasadas que lo validen, ya que nos servirán de referencia. En este caso, experiencias pasadas en las que nos sentimos cansados pero que al motivarnos acabamos dando el máximo de nosotros mismos con una gran energía. 

No es necesario que sean experiencias similares, pueden venir de otros contextos.

Resumiendo el proceso:

1. Identificamos el estímulo: pensamientos negativos, excusas, sabotaje, etc.
2. Observamos lo que vamos a conseguir y lo que vamos a sentir siguiendo esa corriente de pensamientos limitantes (escenario A): sentirnos cansados, frustrados, desanimados, culpables, avergonzados, etc.
3. Creamos un diálogo que negocie contra esos pensamientos negativos para transformarlos en pensamientos más positivos pero a su vez realistas y conscientes, e imaginamos un escenario B en el que seguimos esta nueva corriente de pensamientos: enérgicos, entusiasmados, motivados, alegres, fuertes, etc.

De esta forma, en tan solo 3 pasos estoy dándole a mi mente un mapa a seguir totalmente realista que sirve para cortar esos pensamientos negativos de autosabotaje y ayudarme a vivir lo que verdaderamente quiero sentir.